Joya de Cerén
El nombre es lo más apropiado “La Joya de Cerén”, ya que a nivel arqueológico son los vestigios más importantes que hay en El Salvador y -prácticamente- en América latina.
La Joya de Cerén es un enclave arqueológico de arquitectura doméstica que evidencia la vida cotidiana de una aldea maya agricultora de hace 1,600 años, está situado en las proximidades de San Juan Opico y Las Flores, en el departamento de La Libertad, en la región centro occidental de ese país.
Según los estudios, este sitio precolombino estuvo habitado desde el año 400, por un pueblo agrícola de San Andrés, pero alrededor del año 600, fue súbitamente abandonado a causa de la erupción del volcán Laguna Caldera.
Actualmente el sendero arqueológico está rodeado de jardines y cultivos y recorre las estructuras que han logrado ser desenterradas, de esta forma, se pueden apreciar dormitorios, bodegas, cocina, temascales, etc.
El sitio tiene varios problemas para su conservación: Las estructuras ganan y pierden humedad fácilmente, estas variaciones las van debilitando debido a la aparición de sales minerales, micro flora (musgos y líquenes), y macroflora (por ejemplo, helechos), además todavía están rodeadas por las cenizas del volcán y están cubiertas por un techo de lámina, por lo que la humedad que se genera es enorme; otro factor que también desgasta las estructuras es la erosión eólica. Afortunadamente, desde mediados de los años noventa, se comenzó a elaborar un plan de manejo entre CONCULTURA y el Getty Conservation Institute de Los Ángeles.
La Joya de Cerén, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993.
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