Leyenda del conejo en la luna
Hoy quiero contarles sobre una leyenda de mi país, que tiene que ver con la luna, primero los invito a usar su imaginación…
Si en una noche despejada y clara, miramos con detalle la luna, podremos observar la figura de un conejo, pero… ¿Cómo llegó el conejo ahí?
Hace mucho tiempo el gran dios azteca Quetzalcóatl, decidió visitar la tierra, sólo para experimentar la vida humana, para esto tenía que transformarse en humano, es decir también sería mortal. El tiempo pasaba, el sol se fue y cayó la noche, salieron las estrellas y la luna; fue en este momento que Quetzalcóatl decidió sentarse a un lado del camino para descansar, ya que había caminado durante todo el día.
El tiempo seguía pasando y Quetzalcóatl comenzó a sentir hambre y sed, en ese momento vio a un pequeño conejo y le pregunto qué hacía, el conejo le respondió que comía zacate y con mucho cariño le ofreció al dios, pero él respondió que no comía eso; entonces el conejo le pregunto “y entonces… ¿Qué harás?”, con tristeza, el dios respondió que muy probablemente moriría de hambre y sed; el pequeño conejo se asustó al escuchar esa respuesta, se entristeció por la situación del dios, se acercó un poco más a él y entonces… Se ofreció como comida. Esta noble acción conmovió el corazón del dios, acarició a la pequeña criatura y le dijo: “No importa lo pequeño que seas, ofreciste tu vida desinteresadamente para salvar otra, a partir de este día todos te recordarán por esta acción.”
Quetzalcóatl tomó al pequeño conejo entre sus manos y lo alzo a lo más alto, hasta alcanzar la luna, ahí quedó plasmada su imagen y desde entonces todos los hombres lo podemos ver y recordar esta bella leyenda.
Nos leemos la próxima, espero que les haya gustado.
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