Monte Albán en Oaxaca, una auténtica joya.
Al hablar de la arqueología de este estado de mi querido México, hay que ubicarnos en un concepto multicultural, que podemos palpar, ver y sentir en los pueblos, en las múltiples lenguas que se hablan en el estado (más de 25), en la arquitectura, en la sociedad, en las costumbres y por supuesto en las tradiciones.
Posteriormente, tendríamos que dividir las zonas de acuerdo con la situación en la cual se encuentren:
Las que ya fueron descubiertas y están expuestas.
Las que permanecen enterradas.
Las primeras ya han sido investigadas por parte de los arqueólogos y afortunadamente el público, ya puede admirarlas. Entre éstas, se encuentra una auténtica joya, patrimonio histórico y cultural: Monte Albán.
Monte Albán fue una ciudad prehispánica, en ella la cultura zapoteca, fue el centro del poder político y económico de la región; en pocas palabras desplegaron toda su magnitud.
Aquí se aprecia la evolución de la región, misma que, sucesivamente fue habitada por tres culturas: olmecas, zapotecas y mixtecos. El máximo desarrollo se encuentra en el periodo del 350 al 750 D. C., de esta etapa vienen la mayoría de los monumentos que hoy podemos admirar. Se calcula que, en la época de mayor esplendor, la población oscilaba entre 25 a 35 mil habitantes, que vivieron en una región de 6.5 kilómetros cuadrados.
Estas extraordinarias ruinas se caracterizan por la variedad de monumentos y formas arquitectónicas, destacando “Los Danzantes”, que en su basamento muestran numerosas losas talladas con figuras humanas de influencia olmeca.
Monte Albán se encuentran asentada a 500 metros de altura, sobre una montaña desde la que se aprecia todo el valle. La vista desde este punto es de una belleza inmejorable, es un motivo para regresar a Oaxaca.
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